jueves, 13 de diciembre de 2012

Entrevista a Carlos Del Frade

Como periodista empecé a trabajar en 1983, haciendo micros en LT 2 y periodismo general en CG3 Radio Cañada de Gómez. Tenía veinte años y recién había salido del servicio militar obligatorio (COLIMBA: corra - limpie - barra, en la jerga popular).

No trabajé en la dictadura, pero todavía quedaban en la discoteca de Radio Nacional, en 1983, los discos de Mercedes Sosa, Quilapayún y Serrat, rayados a punta de clavo como testigos de la brutalidad. En forma paralela, en las radios comerciales, como LT 8, LT 3 y LT 2, estaban las cintas marrones donde se grababan todos los programas con la idea de controlar lo que se decía, como una rémora de la censura.

Empecé a trabajar en Radio Nacional a principios de 1986 haciendo un programa junto a Susana Tealdi, Rubén Galassi -el hoy ministro de gobierno de la provincia- y mucha otra gente que se llamaba "El duende americano" que iba, en un principio, los domingos de 0 a 2 de la madrugada. Y después pasó de 22 a 24. Terminé siendo el conductor del ciclo.

Hacia 1987 me incorporé al servicio informativo de la radio donde, entre otros, trabajaban Nelso Raschia, Ariel Bulsico, Fabián Scabuzzo, Mercedes Noble, Ricardo Marconi y Viviana Nardoni.

Eran los tiempos de una verdadera democracia de transición, donde los intentos de golpe de estado eran permanentes y donde las mejores intenciones del gobierno de Alfonsín encontraban resistencias muy fuertes. En la radio se escuchaban voces que condenaban los puntos de vista progresistas o favorables a los juicios contra los genocidas. Varias veces me tildaron de montonero o emisario de Nicaragua cuya revolución estaba en auge en aquellos momentos.

Cuando llegó el menemismo me echaron como perro. Cobraba un mínimo como colaborador y en realidad laburábamos muchísimas horas para hacer un panorama informativo muy completo.

El director de entonces, Carlos Bustos -que venía del radicalismo-, realmente le dio una apertura muy importante a la radio y lo que más pesaba era la falta de apoyo económico. Nosotros poníamos los cassettes, los grabadores, los viáticos y un montón de cosas que hacen a los insumos mínimos para la práctica cotidiana del periodismo (el mejor oficio del mundo, por otra parte).

Radio Nacional Rosario tiene una característica compartida con la de Santa Fe: llegan mucho y muy bien a distintas ciudades y pueblos de la región. Eso hay que profundizarlo. El problema es separar el mensaje del gobierno y el que debe tener una radio que es del estado. Si se profundizara la práctica concreta del pluralismo, la radio ganaría mucho más.

Es una de las expresiones con mayor posibilidad de desarrollo y apertura hacia la comunidad y con una visión que supera lo local, lo céntrico.

Inversión, respeto por las condiciones laborales, pluralismo ideológico y apertura permanente a la comunidad podrían ser variables para hacer crecer muchó más, no solamente a LRA 5 sino a todas las emisoras, respetando las identidades regionales y no caer en la cadena que repite lo que Buenos Aires impone, triste confirmación de un país que se dice federal y es, en la práctica, profundamente unitario.

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